miércoles, 23 de mayo de 2012
Mourinho y la Periodización Táctica.
Su filosofía de Entrenamiento.
El proceso de entrenamiento debe ser visto como un proceso único, personal y siempre en el fondo, lo que queremos es reproducir el juego que pretendemos y
el cual nos identificamos. La visión del proceso del conocimiento sobre el mismo nunca es un proceso acabado/completo, “crece y se desarrolla de acuerdo a las necesidades que la propia
imprevisibilidad del proceso exige.” (Faría. 2006: 17).
Se trata de un problema complejo, estudiado y provisorio, aunque por encima de todo, sin acabar, una vez que la imprevisibilidad del juego coloca
constantes y continuos problemas que exigen resolución.
Según Faría (2006: 17) una filosofía y “dar cuerpo a la inteligencia, a la imaginación y creatividad, y para eso es necesario que el proceso contenga una
relación entre la referencia ideológica y el ejercicio.
El ejercicio y el entrenamiento terminan por ocupar un lugar de destaque para que ocurra una evolución pretendida en el juego. A través de estos, se
pretende crear un conjunto de hábitos e intenciones, haciendo “consciente y después sub consciente un conjunto de principios de forma de exponer una determinada forma de jugar”. (Faría 2006:
17).
Lo que no queremos olvidar es que se trata de un proceso único, esto es, cada uno construye su proceso! Por lo tanto, no existen “formulas secretas” que se
puedan reproducir para “imitar” el proceso, mucho menos el resultado. Lo que se pretende aquí, es extraer su visión general del proceso, en el sentido de identificar lo que les distingue de los
demás.
Según Mourinho, “lo más importante en un equipo es tener un Modelo de Juego, un conjunto de principios que le den organización al equipo” (Mourinho, 2006;
citado por Oliveira y col 2006: 93-94). Esto es, es importante definir determinada forma de jugar, o sea, definir el Modelo de Juego (MDJ) para el equipo, que será personal y único y a partir de
ahí entrenar siempre en función del jugar que se pretende.
Relativamente al MDJ, es constituido por principios de juego concebido por el entrenador, que son un conjunto de referencias, colectivas e
individuales, de acción y comportamientos que llevan a que los futbolistas jueguen colectivamente. A través de estos es posible hacer aparecer con regularidad la coordinación colectiva –
organización del equipo.
La organización del equipo surge si el conjunto de principios fuera lo referencial para la conducción del proceso de entrenamiento y del juego. Solo a
través del respeto sistemático por ese conjunto de valores o principios, es que los jugadores serán capaces de “pensar y actuar en simultaneo a cada variante del juego, como un equipo” (Mourinho)
o sea, pensaran con la misma intención al mismo tiempo.
Mourinho entiende que los principios de juego son las partes del todo que es el jugar. De ahí que, la construcción de la forma de jugar pretendida que sea
hecha estilizándola y enfatizando en determinados principios y en la articulación entre ellos, aunque respetando siempre el “reducir sin empobrecer” (será abordado más adelante).
A través del entrenamiento se procura por lo tanto, “operar en la idea clave, esto es que el entrenador encuentre ejercicios que induzcan a su equipo a
hacer lo que hacen en los encuentros” (Mourinho citado por Oliveira 2006: 36).
En el centro del “saber entrenar” está el conseguir transmitir las ideas de juego del entrenador y de los jugadores, de ahí que la concepción del
entrenamiento valorice la forma de jugar pretendida, esto es, la organización del juego deseada.
Los ejercicios desempeñan un papel importante en esta metodología, una vez que permitan dirigir una adaptación para la adquisición jerarquizada de los
principios de juego. Estos son preparados a priori y después repetidos varias veces y verificados, en el entrenamiento y competición, si los comportamientos del equipo son los adecuados, se puede
reajustar/rectificar posteriormente.
En esta metodología de entrenamiento, lo fundamental en la cuestión de cuantificación del trabajo es “la selección/construcción del complejo de
ejercicios que le permiten vivenciar y adquirir como postura, actitudes, hábitos, esto es, como comportamientos, los principios de juego que desea para el jugar del equipo” Oliveira 2006.
Oliveira y cols. (2006:150) consideran ser reductores habituales los efectos del entrenamiento por volumen e intensidad, una vez que, de esta forma, se
omitirá una de las características más importantes del proceso adaptativo: “la transformación de las características cualitativas de los estímulos externos que actúan sobre el organismo en
características internas del propio organismo”. Según estos autores, los efectos de adaptación están con los estímulos que los provocan, de ahí la importancia de “ser específico” y no
”meramente cuantitativo”.
Cuanto más específico sea el estímulo externo (identificado con la forma de jugar pretendida) mas cualitativo será.
En lo referente a la adaptación al proceso de entrenamiento, Mourinho afirma que solo si entrenamos ese “jugar” pretendido, siendo necesario subordinar
todo ese proceso a la vivencia de los principios que sustentan esa forma de jugar, esto es, entrenar en Especificidad.
Mourinho no solo no cree en los “picos de forma” anunciados en las periodizaciones tradicionales, como también considera en razón de su trabajo la
alternancia entre volumen e intensidad de trabajo propagados por la misma metodología, valorizando apenas la metodología, valorizando apenas la intensidad, más exactamente – Intensidades
Máximas.
La “intensidad del esfuerzo” defendida aquí no es sinónimo de cargas físicas elevadas, estando asociada sobretodo a la complejidad, en exigencias de
concentración decisional- Intensidad de concentración. “Una de las cosas que se hace en el entrenamiento para que sea más intenso es la concentración exigida” (Mourinho citado por Oliveira
2006:43).
Esta preocupación se debe al hecho de considerar a la fatiga del Sistema Nervioso Central y es tan o más importante que la fatiga física. También aquí esta
la visión del todo y no la de sus partes.
Este entrenador defiende una perspectiva del entrenamiento que coloque en “interacción todas las dimensiones ligadas a la organización y preparación
táctica” (Mourinho citado por Oliveira 2006: 36). No se trata de aclarar cualquiera de las dimensiones del juego, aunque si de subordinarlas a lo que es fundamental- a la organización del juego.
No solo se defiende que el fútbol es globalidad, sino que el jugador y el trabajo que se hace, de ahí que no se separen las dimensiones física, técnica, táctica y psicológica y entrenar según un
concepto que el llamó “inter-conexión de todos los factores, donde trabajamos todo en simultaneo, inclusive el factor emocional” Mourinho citado por Oliveira 2006:40). Lo que esto significa
es que Mourinho entrena la forma de jugar pretendida- el juego- con todas las dimensiones en constante interacción, ya que la desintegración acarrea una descontextualización del jugar que
se pretende alcanzar.
Se percibe de su discurso que cualquier acción técnica o física esta siempre subordinada a una intención táctica.
Para este entrenador es importante percibir la diferencia entre táctica y trabajo táctico. Lo primero es visto en forma aislada, siendo un ejemplo de
discusión, por consiguiente en lo segundo el equipo a lo largo de la semana es preparada tácticamente a través de ejercicios que potencian aquello que se pretende llegar. Esta segunda opción es
la más difícil de poner en práctica y no siempre es respetada por aquellos que afirman seguir los principios de la Periodización Táctica.
A través del trabajo táctico, se busca que los jugadores adquieran un conjunto de comportamientos (principios de juego que dan cuerpo al MDJ) y que
estos se manifiestan con regularidad en competición. Para la adquisición de esta cultura conductual específica, que forma una identidad de equipo y permite que su organización surja con
regularidad, es necesario el aprendizaje por encima de todo, todo el tiempo. Por tanto, no podemos alterar constantemente, de encuentro a encuentro y en función del rival, aquellos que son
nuestros comportamientos fundamentales (principios de juego).
A pesar de ser verdad que Mourinho estudia minuciosamente a los rivales, el nunca pierde de vista aquello que es su MDJ. En el caso de valorar
excesivamente el lado estratégico, correría el riesgo de alterar su concepto de juego. Cuanto más reciente sea la construcción “del jugar” que se pretende, menos se debe tener en cuenta este
aspecto estratégico, una vez que es más sensible a “factores extraños asociados al caos” (Oliveira y cols 2006).
Esta metodología de entrenamiento no pretende dar soluciones. Indica caminos que permiten llegar más rápidamente al “jugar” que se pretende. “Es más un
arte de las trayectorias que una teoría de objetivos” (Oliveira 2006). Con esto se procura combatir el mecanismo mecánico y ligar a los futbolistas al piloto automático, defendido por
aquellos que creen ser positivos o entrenar sobre rieles, dando destaque a la “versatilidad, adaptabilidad, espontaneidad, creatividad” (Oliveira y cols. 2006:157), defendida por Mourinho a
través de vivenciar dinámicas.
Lo que esto quiere decir es que el entrenador da el tema, haciendo que los jugadores vivencien dinámicas para llegar a automatismos en el sentido positivo
del término: mecanismos no mecánicos, automatismos libertadores (Oliveira y cols 2006).
Mourinho y su Operacionalización del entrenamiento. Principios metodológicos.
Principio de Estabilización.
Como vimos anteriormente, Mourinho desvaloriza el concepto de forma física. Para este entrenador, estar en forma es jugar bien, eso es, de acuerdo con lo
pretendido por nuestro MDJ. La base del sustento de la forma deportiva es cada jugador y la interpretación del MDJ y no en forma individual sino colectiva. O sea, la base del rendimiento
colectivo e individual es la organización del equipo y es ese el objetivo fundamental a mantener.
Cuando los “Picos de Forma” mantienen también la incredulidad, prefiriendo antes estabilizar un aterrizaje de rendimiento óptimo durante toda la
época, aterrizaje este también ajustado a la organización del juego pretendido. Esta estabilización de rendimiento óptimo es alcanzada a través de la implementación y mantenimiento de un patrón
semanal de entrenamiento. De esta forma, se mantiene una dinámica semanal, relativa a los contenidos, la recuperación, los regimenes, el número y la duración de las sesiones de
entrenamiento.
Operar bajo esta metodología, significa respetar metodológicamente el Principio de Estabilización que está relacionado con el supra-principio de
Especificidad, que es alcanzado a través de “pragmatizar lo fraccionado, esto es, a través de contemplar una vivencia adquisitiva de los diversos principios, sub principios, y sub
principios de los sub principios de como va a jugar” (Oliveira 2006).
Tomando la noción de los sistemas caóticos con organización fractal presentada por Oliveira y cols. (2006) que dicen que, en el medio del caos aparente del
juego es posible sustentar regularidades de organización, podemos entender este aspecto como de pragmatizar lo fraccionado. Si dividimos un sistema caótico con organización fractal en
sub sistemas, cada uno es representativo del todo, cualquiera que sea la escala.
Transfiriendo esto al entrenamiento, para que los ejercicios tengan objetivos fractales no depende del número de jugadores, espacio o complejidad de la
situación, aunque de “la intención de la situación y de la representación que esta pueda tener relativamente al jugar que se pretende”- Reducir sin empobrecer (Oliveira y cols. 2006:
217-218).
Volviendo al Principio de Estabilización, presentamos dos supuestos metodológicos que permiten el mantenimiento del patrón semanal responsable por la
estabilización del desempeño del equipo en el alcance del rendimiento deseado: un patrón de entrenamiento identificado por las intensidades máximas relativas; un volumen de principios de juego
que es el resultado de la densidad de esas mismas intensidades (Oliveira y cols 2006). Pasamos en seguida a explicar cada uno.
Teniendo en cuenta la complejidad implícita en el juego y la necesidad de concentración permanente que de ahí advertimos, Mourinho asocia a la
intensidad con la concentración. De esta forma, cuando habla de intensidad se refiere a la “intensidad de concentración porque estar en el juego es, fundamentalmente, pensar y tomar decisiones,
lo que se exige que se esté concentrado en función de lo que es fundamental que es nuestro juego” (Mourinho citado por Oliveira 2006: 104).
Para estar concentrado el máximo de tiempo posible en el juego es necesario entrenamiento y aprendizaje, esto es, exige un determinado volumen de
intensidad de concentración. Importa también afirmar que algunos ejercicios pueden ser “poco intensos físicamente” aunque, por la concentración exigida, son extremadamente intensos. De esta
forma, la intensidad de una acción técnico-táctica es definida “por la concentración decisional implicada en la acción por la exigencia del desempeño, por la exigencia en términos de desgaste
mental-emocional que ese desempeño representa” (Oliveira 2006:105).
Debido a la naturaleza compleja del juego de fútbol y al comportamiento de los jugadores, la intensidad no debe ser percibida nunca en forma
abstracta. Deberá ser vista como una intensidad decisional asociada a la concentración, disparada por cada ejercicio que se vivenciará en los entrenamientos. Debemos entonces hablar de una
intensidad táctica, una vez que es necesaria para que se haga visible el jugar que nosotros pretendemos.
En cuanto al volumen, debemos hablar de volúmenes de intensidades máximas relativas, o el volumen de principios de juego, una vez que representa la
vivencia jerarquizada de los principios de juego a lo largo de la semana.
De esta forma, el trabajar regularmente teniendo como base esos principios, estos pasarán a ser el núcleo duro del jugar que se pretende, expresando su
crecimiento cualitativo.
Principio de Alternancia horizontal en especificidad y Principio de Progresión Compleja.
El término de alternancia horizontal se debe al hecho de que esa alternancia se de a lo largo de la semana y no en un entrenamiento. A lo largo de la
semana la operacionalización del MDJ es siempre el objetivo principal, aunque la escala en lo que eso acontece va siendo diversa.
Lo que lleva a la operacionalización es la ocurrencia de progresión y para esto es necesario ordenar y jerarquizar.
Esta progresión se refiere a la jerarquización de los principios de juego y a la diferenciación del esfuerzo a lo largo de la semana.
Esta progresión tiene como objetivo la adquisición de la forma de jugar pretendida y sigue en tres niveles, a lo largo de la temporada, en la semana y en
las unidades de entrenamiento. Se llama compleja porque los tres niveles estarán siempre inter-ligados (Oliveira y cols, 2006).
Como ya fue mencionado anteriormente, la vivencia/adquisición jerarquizada de los principios de juego permite movilizar la sub dimensión física en función
de la forma de jugar pretendida. Lo que podría ser entendido como una contradicción, Mourinho se apoya en la sub dimensión física para medir la relación desempeño-recuperación, en el patrón de
entrenamiento semanal. Sin embargo, afirma que “las preocupaciones diarias son dirigidas hacia la ejecución de nuestro MDJ. A pesar de esto, la estructuración de la sesión de entrenamiento y de
lo que hacer en cada entrenamiento no solo está relacionado con los objetivos tácticos, sino también con el “régimen físico” a privilegiar (Mourinho citado por Oliveira).
Simultáneamente a la adquisición jerarquizada de la forma de jugar pretendida está la preocupación por mantener una regularidad semanal en lo que se
refiere a la alternancia de los diferentes patrones de desempeño-recuperación una vez que, “para esforzarse se necesita descansar y recuperarse” (Oliveira y cols 2006:108).
Esta estructura del patrón semanal que es mantenida para cumplir el Principio de Estabilización asocia, por lo tanto, el Principio de Alternancia
Horizontal en especificidad al Principio de progresión compleja, con el objetivo de gestionar convenientemente el desgaste global “mental-emocional” y “físico”- y de recuperación.
Importa no olvidar que toda esta lógica procesal tendrá que siempre estar subordinada al Supra-principio de Especificidad, que tiene como objetivo mejorar
todos los principios de juego, lo que solo es posible si el proceso tiene las mejoras singulares de cada principio de juego. La especificidad presupone la repetición, en el
entrenamiento, de todos los principios contenidos en el jugar que se pretende, cada uno en su tiempo, de forma jerarquizada.
Mourinho desintegra el complejo de principios y sub principios del MDJ para, como consecuencia de eso re integrarlos, operar en especificidad (Oliveira y
cols 2006).
La vivencia jerarquizada de los principios de juego y de la dinámica del progreso descrita anteriormente lleva a esta integración.
Con esto Mourinho acerca a sus ejercicios al juego que pretende, o mejor, a una parte dada de ese juego, el lo logra a través del MDJ y sus principios de
juego vivenciados en el entrenamiento (Oliveira y cols 2006). Para estos autores, “entrenar es modelar. Y la modelación de esa operación se expresa en la vivencia adquisitiva jerarquizada”
(2006:140).
Principio de las propensiones.
Mourinho en su ejecución del proceso de entrenamiento utiliza el Principio Metodológico de las Propensiones con el objetivo de garantizar una
significativa repetición sistemática del principio de juego que se pretende abordar, aunque de una forma contextualizada. Por lo tanto, este principio metodológico “dice respecto a la medida, en
especificidad, de lo que se quiere que suceda en los ejercicios cuando se va a repetir” (Oliveira y cols 2006:141).
A través del ejercicio y con respeto a este principio, se busca atender la adaptabilidad deseada para el equipo, que se manifiesta en la asimilación,
adquisición y alteración conductual. “Aunque este ejercicio no debe ser un mecanismo cerrado (Oliveira y cols 2006:142) mecánico, debiendo contener el lado aleatorio, contingente e
imprevisible del juego. Esto es, algo que los jugadores no controlen o prevean”.
Su modelo de juego y sus principios de juego.
Una de las cualidades claras del MDJ de Mourinho es su regularidad encuentro tras encuentro, asumiendo que siempre lo más importante es su equipo y no el
rival. Es visible la importancia que da al “asumir el protagonismo” siempre en los encuentros, no debilitando al equipo en función del rival.
La fuerza del equipo no viene de las individualidades sino del hecho de jugar como un equipo- colectivo. “El mejor equipo no es el que tiene los mejores
jugadores, sino aquella que juega como un equipo” (Mourinho citado por Oliveira 2006:119).
Para esto es necesario organización (regularidades) en los cuatro momentos de juego (Organizaciones Ofensiva, Defensiva y Transiciones Ofensiva y
defensiva). Esa organización se manifiesta a través de ciertas regularidades que permiten a los jugadores pensar en la misma intención al mismo tiempo.
Para este entrenador el abordaje a la organización del equipo no puede ser analítico, por lo tanto, no disocia ninguno de esos momentos.
Todos están inter-ligados y asociados con el mismo grado de importancia, “el encuentro es preparado de una forma equilibrada y el entrenamiento es hecho
también en ese sentido” (Mourinho citado por Oliveira 2006).
Una vez que el equipo representa un todo, también el funcionamiento es hecho en un todo. Ejemplo de esto es su opinión en relación a defender bien. Para
este entrenador, defender bien es defender poco y durante poco tiempo. Para esto el equipo deberá estar la mayor parte del tiempo con la iniciativa de juego (tener el balón el mayor tiempo
posible), para no tener necesidad de actuar en acciones defensivas. Por otro lado, “un equipo basado en juego combinado, que quiera tener la posesión del balón, que quiera tener la iniciativa del
juego, tiene que ser un equipo que siempre este bien posicionado, y esto se consigue defendiendo bien. La transición ofensiva tiene que tener una relación íntima con aquello que es nuestra forma
ofensiva de jugar (Mourinho citado por Oliveira 2006). De esto se entiende que los cuatro momentos están inter-ligados.
A través de la participación de todos los jugadores en los cuatro momentos, se procura alcanzar el objetivo principal- asumir en el encuentro- y para eso
es necesario tener la posesión del balón. “Mi idea táctica principal pasa por la noción clara de que la cosa más importante en el fútbol moderno más allá de marcar goles es: tener el balón”
(Mourinho citado por Oliveira 2006).
En su concepto de juego la circulación del balón ocupa, por tanto, un lugar de destaque, y para que esto ocurra deberá de existir un buen juego posicional,
para que los jugadores, a través de esta disposición puedan anticiparse a esta acción (Mourinho citado por Oliveira). Para este entrenador, el control del espacio es, de esta forma,
fundamental para controlar el juego.
Para la puesta en marcha de esta forma de juego que se pretende el entrenador debe definir los principios de juego para cada momento que se pretende. Como
ya vimos su abordaje debe de ser hecho de forma jerarquizada….
Estos principios de juego son ideas de juego que el jugador tendrá que captar sobre la forma de imágenes. Esa captación deberá ser hecha de forma clara
para su asimilación.
Presentamos a continuación algunos ejemplos de los principios de juego referidos por Mourinho en análisis. Podemos considerar la Posesión y Circulación del
balón como uno de los grandes principios, así como el Pressing zonal alto. Con respecto a la Organización Ofensiva “Campo grande a atacar” y con respecto a la Organización Defensiva la
“Cohesión Defensiva”, que es jugar con las líneas muy juntas. En relación a la Organización Transición Defensiva el principio donde pone más énfasis es en el cambio de mentalidad o reacción
defensiva rápida/inmediata ante la pérdida de balón.
Mourinho y su visión/ preocupación con la adaptación cerebral.
A continuación trataremos tres preocupaciones fundamentales de ejecución del MDJ expresadas por Mourinho, relativas a la adaptación cerebral y al
funcionamiento del Sistema Nervioso: Toma de conciencia y decisión, Fatiga “mental y emocional, Hábito.
Toma de decisión y Decisión.
En términos neuro-biológicos, en la ejecución de cualquier ejecución de juego, 2/3 del tiempo total tiene que ver con la discriminación contextual y con la
identificación de que hacer y por lo tanto, en la toma de conciencia y decisión, y apenas 1/3 del tiempo en la realización propiamente dicha (Oliveira y cols).
Como ya vimos, el tipo de trabajo semanal que es la ejecución a través de la Periodización Táctica pone el énfasis en la construcción de la forma de jugar
pretendida. Como a lo largo de la semana la preocupación incide en nuestro MDJ y sus principios, va a incidir también sobre los 2/3 dedicados a la toma de conciencia y decisión, ya que el
principal componente buscado es el táctico.
Según Oliveira y cols. (2006) este tipo de abordaje permite aumentar la cultura táctica, una vez que la toma de conciencia de lo que va a suceder es la
toma de decisión consecuente, ya que la misma se logra sobre la forma de jugar que se pretende.
Con este tipo de metodología de entrenamiento se procura anticiparse al futuro, o sea, disminuir estos 2/3 (Oliveira y cols. 2006).
Esta aproximación y anticipación al futuro que permite reducir el tiempo de decidir lo que hacer, es conseguida a través de entrenar nuestro MDJ.
Una vez más sobresale la idea de la importancia de la familiarización con la idea de juego que se pretende, una vez que, cuanto mayor sea la identificación
con lo que es pretendido, más fácil es la discriminación y mejor se identifica aquello que va a suceder.
De esta forma, es más fácil que un número significativo de jugadores piensen en función de una misma intención al mismo tiempo (Oliveira 2006).
Fatiga “Mental-Emocional”.
Para Mourinho (Oliveira y cols. 2006) “la fatiga más importante en el fútbol es la más importante es la fatiga central y no la fatiga física”. Para este
entrenador, la fatiga central- del S.N.C. – resulta de la necesidad, durante el encuentro o entrenamiento, de estar permanente concentrado – Concentración táctica decisional. Oliveira denomina
este tipo de fatiga “mental –emocional” aunque puede ser llamada también fatiga táctica.
Para este autor, cuanto más complejos son los desempeños (en el entrenamiento o la competición), más desgastes habrán, una vez que, por la concentración exigida, presuponen una mayor intensidad.
De esta forma, para clasificar a la intensidad, es necesario asociarla a la concentración decisional y será más exigente en cuanto haya más aspectos a articular.
Sin embargo, el entrenamiento en especificidad, característico de este tipo de ejercitación, hace que disminuyan las exigencias de concentración implícitas en su forma de jugar, una vez que surge
el Hábito en economía neurobiológica. (Oliveira).
Hábito.
Esta economía es explicada por estos autores de la siguiente forma: “como la esfera fundamental del saber hacer y del dominio no consciente, es un hábito que se adquiere en la acción, en el
entrenar –el aprendizaje por repetición- es un proceso de construcción cuya característica principal es que el saber dominante se adquiere jugando y es patrimonio de lo no consciente.
Así es, que el habito lleva a que la solicitud más compleja de la tríada corteza-cuerpo-acción sea más salvaguardada, disminuyendo significativamente el esfuerzo neuro-biológico” Oliveira y cols.
2006.
En el juego, las exigencias de la concentración decisional dependen de la necesidad de atención simultánea: la organización del juego del equipo (que emerge por el constante respeto de los
principios); y la constante adaptación hace la imprevisibilidad de las situaciones de juego. La importancia del hábito se relaciona con la posibilidad de este de llevar a que la atención
decisional se ajuste al segundo, esto es, a la gestión del instante, el AQUÍ Y AHORA.
A través de esta metodología de entrenamiento, se procura que los jugadores pasen de “la esfera del saber hacer (como hábito que se adquiere en la acción) para un saber sobre ese saber hacer, que
tiene que ver con el entendimiento de una relación determinada entre mente y hábito”. Esta relación entre mente y hábito es creada por entrenamientos adquisitivos teniendo como base nuestro MDJ.
Esto es, “el tiempo de acción en términos de propensión tiene que hacer aparecer un gran porcentaje de determinadas cosas, características de esos principios de juego y esos jugadores
tendrán que tener conciencia de las mismas” (Oliveira y cols.).
A partir de la repetición sistemática de la vivencia de un principio de juego es posible su ejecución y también la identificación, aumentando el saber hacer del equipo, esto es, en el plano de la
cultura táctica.
De aquí se desprende que, para la participación consciente y autónoma en el proceso no basta apenas, la adquisición de un saber hacer específico, siendo necesario también un saber sobre ese
saber hacer.
Óscar Méndez Albano.
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